Electricidad y Magnetismo
Introducción
En nuestra vida cotidiana, al mirar a nuestro alrededor, podemos percatarnos de que vivimos en un mundo electrificado: una de las principales formas de energía usadas en la actualidad es la electricidad. La electricidad nos permite tener una iluminación adecuada, ver televisión, tener servicio telefónico, computadoras, refrigeradores... sin la energía eléctrica el mundo no sería igual. Podemos afirmar que una de las características de nuestra era es que utilizamos la energía eléctrica prácticamente para cualquier cosa: en el hogar, en la industria, en los hospitales, en las comunicaciones, en el transporte, etc. Así que, está de más decir por qué es importante el estudio de la electricidad.
El magnetismo fue descubierto hace más de 2000 años cuando los griegos observaron que cierto tipo de roca atraía materiales que contenían hierro. A esta roca le llamaron magnetita porque fue descubierta por primera vez en la ciudad de Magnesia, en Asia Menor. Tiempo después, cuando se descubrió que una magnetita suspendida de un cordel se alineaba espontáneamente en la dirección Norte a Sur, se le llamó piedra de guía o imán. Actualmente se llama magnetismo a la propiedad que tienen ciertas sustancias como algunos minerales de hierro, cobalto o níquel de atraer partículas de hierro. Los imanes cumplen muchas funciones de utilidad en la vida diaria. Existen imanes tan finos como el polvo, los cuales se emplean para grabar imágenes, sonidos o información en CD o DVD. Asimismo, los radios, televisores, teléfonos y demás aparatos cuentan con imanes para funcionar; así, algunos contribuyen a transformar la corriente eléctrica en sonido, otros, permiten el funcionamiento de los motores, y otros más, ayudan a que las puertas de los refrigeradores permanezcan herméticamente cerradas. El magnetismo ha jugado un papel preponderante en el desarrollo de la civilización, pues cuando el hombre descubrió que una aguja imantada señalaba siempre hacia el norte, pudo entonces orientarse en sus largos viajes a lo largo de los océanos. La aguja de una brújula es, sencillamente, un imán delgado que está apoyado en su centro de modo que pueda rotar libremente. Si en la vecindad de una brújula no hay otros imanes, la aguja se alinea aproximadamente en la línea Norte a Sur.
Texto tomado del libro Física II de Carlos Gutiérrez Aranzeta.